Los silos son edificios de gran altura y con una única planta que soportan inmensas estructuras automatizadas para mover mercancía en horizontal y vertical a gran velocidad. En este caso, los silos alcanzan los 34 metros de altura, equivalente a un edificio de 11 plantas. Para soportar la enorme estructura de estanterías y robots en vertical hace falta rozar la perfección en dos aspectos: la regularidad del suelo (horizontalidad y planeidad) y la resistencia a las cargas, pues es una única planta la que soporta el edificio.
Tanto la nave principal como los silos llevan un esqueleto de acero doble -doble mallazo- pero estos últimos, además, acompañan la mezcla hormigonada con millones de fibras de acero estratégicamente distribuidas que aumentan la resistencia a las cargas. Vaya por delante este dato sobre el silo más grande: lleva 550 toneladas de mallazo y 220 t de fibras metálicas, que suman 770.000 kilogramos de acero para robustecer el pavimento. Con ese metal se fabricaría una docena de tanques Leopard 2. Tan solo las fibras del silo principal, puestas en fila, darían una vuelta completa a la Tierra. Para obtener rendimiento de las fibras tiene que hacerse un estudio muy detallado de densidades, distribución, orientación, etc. Como explica el Doctor en Arquitectura e Ingeniero de Estructuras, Juan Carlos Arroyo, «lo principal es el armado, y las fibras solamente si se saben emplear con rigor; podrían no servir para nada o incluso inducir a una falsa seguridad descuidando la estructura principal de acero, que sin duda debe ser mallazo doble».